Son olores sin sabores, texturas sin colores y lápices por dominar, un vaso de metal y la canela envuelta en papel de estraza para tomar esa leche en polvo americana que nos daban en la escuela, y canciones infantiles, mañana no hay escuela porque se ha roto la cazuela, y señoritas muy serias y maestros con traje y palmeta, algunos tan grandes y con cara de malo que recordar no quiero.
En las aulas se olía a goma de borrar, ese olor que me gusta y evoco todavía hoy cuando visito aulas de niños pequeños, y recuerdo que no sabía coger el lápiz y como al hacer palotes y palotes no me salían bien, me salía de la raya y entonces alguien me cogía mano y me llevaba, me guiaba para que esos palotes me salieran bien, no recuerdo con exactitud y puede que no sea ajuste a la verdad, pero tengo la impresión de que podría haber estado haciendo palotes con un lápiz varias horas al día durante muchos días.
Borrador y sacapuntas mis grandes herramientas de diario, libreta a rayas y la enciclopedia Alvarez, un todo incluido de aquellos tiempos, la pizarra apoyada en un trípode con los números del 1 al 100 que repetíamos todos los días, hacia adelante y hacia atrás, luego cantar la tablas de multiplicar y recitar los pueblos de la provincia de Murcia: " Los pueblos de la provincia de Murcia son 42, Murcia, Cartagena, La Unión, Jumilla, Yecla, Archena...." y así hasta llegar a Cieza, el nuestro, que siempre era el último.
Don Juan, nos ponía en circulo alrededor de la clase y nos hacía repetir la lección, el que la sabía bien adelantaba al que no se la sabía con lo cual teníamos un verdadero ranking con un número 1 al que yo nunca llegué, puede que sea porque no pude o porque no supe, al decir verdad nunca me ha gustado aspirar a número uno en nada.
Casi sin darme cuenta me vi en un instituto con once años y un montón de alumnos mayores algunos incluso con bigote, por aquella época, primeros años setenta, ya manejaba el lápiz con soltura, ya no hacía palotes, pero mi letra , ¡ayyyy mi letra!, no la entendía ni yo, pero no tenía a nadie que me llevara la mano para mejorarla, así que un día decidí cambiarla, me fije en mi compañero que tenía una letra clara, limpia y que yo entendía perfectamente, visto lo visto tomé la gran decisión, desde hoy y para siempre voy a escribir como Antoñito y así fue, poco a poco fui moldeando mi letra, con lápiz era más fácil, con el boli me costaba más, a lo largo de mis seis años de bachiller y luego COU me sentía muy orgulloso de mi gran decisión, cambiar mi letra.
En mis años de Universidad tuve la gran recaída y mi letra volvió a sus inicios, a ser ilegible, eso de tomar apuntes y apuntes no iba conmigo, además de joderme la letra me aburría, hubo que recurrir a otros compañeros y a las fotocopias, gran invento ese. Desde entonces hasta aquí he hecho enormes esfuerzos por volver a mi letra copiada de Antoñito y no lo he conseguido, puede que tengan la culpa los teclados, pero a pesar de todo, añoro escribir a mano, pausado y con letra clara y limpia como mi amigo Antoñito que si sigue con su letra de toda la vida.
Domingo Méndez
@dmelop
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Os damos la bienvenida al espacio de comentarios.
Es el lugar en el que el Equipo de de coordinadores de Cero en Conducta comparte ideas, admite sugerencias o nuevas informaciones.
La redacción es sencilla, como puedes apreciar, y solo pedimos que sea en un tono respetuoso y que aporte perspectivas plurales al tema de la educación de los jóvenes de la Tribu.
Los adultos de "esa Tribu 2.0" ahora tienen que educar incluyendo una cultura emergente que estamos creando, entre todos, al introducir la interacción virtual que nos facilita la tecnología.
Muchas gracias por compartir tu tiempo y tus comentarios